La pérdida de grandes extensiones de bosques y pastizales
perjudica no tan solo a sus propietarios sino que alteran y contribuyen a
contaminar y afectar directamente la calidad de vida de todo el País.
Social, económica y ecológicamente, siempre resulta mas caro
reemplazar lo quemado que anticiparse a un siniestro. Municipios como
Valparaíso, Viña del Mar, Melipilla se ven permanentemente afectados durante el
verano por incendios de proporciones. Porque no tomar las medidas necesarias
para su rápida contención. La prevención como en toda actividad económica puede
salvar no tan solo los bosques, cultivos, plantaciones o propiedades, sino que
permite salvaguardar la vida de las personas.
El roce de los árboles, un vidrio abandonado, un cigarrillo
mal apagado, una quema mal controlada, la mente enferma de pirómanos, etc.,
pueden ser el origen de un principio de incendio.
El fuego y el viento en pocos minutos pueden destruirlo todo
ante la impotencia de quienes no han tomado medidas tendientes a la detección y
control de los siniestros.
La ayuda externa no siempre se ubica en las cercanías de un
predio o cuenta con los elementos apropiados para una rápida intervención.
Resulta penoso encontrarnos con brigadas de lucha contra el
fuego en los incendios forestales que solo cuentan con la necesidad económica
de ganar unos pocos pesos. No poseen equipos ni material adecuado, limitándose
solo a ser simples espectadores cuando el siniestro es de proporciones.
Sus elementos de combate se reducen a una simple pala o a la
utilización de una pequeña herramienta que permite sofocar el pasto circundante
al fuego el que se prende por chispas o temperatura.
Los brigadistas de CONAF son personas humildes, en su
mayoría temporeros, que deben combatir siniestros sin una preparación y equipos
adecuados conformándose con un pequeño salario que en ningún caso contribuye al
interés de trabajar o arriesgarse por los demás.
El fuego requiere de pocos segundos para propagarse sobretodo
en superficies rodeadas de vegetación o en lugares donde abunda la madera.
Un novedoso programa de resguardo diseñado por una empresa
chilena ha permitido circunscribir los siniestros y controlarlos en un mínimo
de tiempo.
Canadá y EEUU, son países que constantemente se ven
afectados por grandes siniestros que se presentan precisamente en localidades
donde no se toman las medidas necesarias para su control.
Los equipos y productos sugeridos y contemplados en el
programa de resguardo han sido utilizados en la extinción de la mayor parte de
los últimos siniestros presentados en Norteamérica, incluyendo los grandes
incendios de California el año 2003 y Arizona el año 2004.
Desgraciadamente los afectados y autoridades solicitan ayuda
sólo cuando los siniestros son incontrolables.
La prevención sigue jugando el papel más importante ante
estas situaciones y la autodefensa es sencilla si se adopta a tiempo.
Es tiempo de que parlamentarios o autoridades actúen en
forma directa y enérgica exigiendo a los expertos o asesores soluciones reales
no teóricas que permitan anticiparse a los incendios sin exponer la vida de
humildes trabajadores.
Se habla de grandes cantidades destinadas a la prevención y
el combate de siniestros lo interesante sería invertir esos montos en
soluciones concretas y no mantener programas que año a año solo permiten una
justificación de determinados cargos públicos.
Los riesgos siempre existirán pero transformarlos en
seguridad depende sólo de anticiparse en forma organizada.
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